La victoria del bien
Hay días en que todo parece que nos sale mal. Llegamos tarde al trabajo, las cosas no salen como las planeamos; estamos cansados, desvelados o enfermos; hace calor o hace mucho frío; tenemos mucho que hacer o las cosas se traban de tal manera que no podemos avanzar. En fin, un sinnúmero de etcéteras nos pasan.
¿Has vivido días así? Días en los que popularmente se dice: "me levanté con el pie izquierdo". Un día complicado, molesto y que querés que acabe. Peor aún es cuando el mal día no es por "casualidades" de que todo te sale mal; no, peor es cuando lo malo del día tiene como causa a otra persona que te quiere hacer la vida imposible. Ese compañero que te molesta; ese vecino que molesta con sus desprolijidades, el comerciante que te vende algo fallado y no lo reconoce…Siendo sinceros, algunas veces quisiéramos cruzar dos o tres palabras con ellos y reclamarles sus actitudes. Tal vez en algunas ocasiones sí lo hemos hecho y hasta hemos perdido el control de la situación.
Ahora, pensá en lo que dice la Biblia :
No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien (Romanos 12:21).
Te invito a reflexionar sobre esto. El mal está en todos lados; donde miremos nos encontraremos con injusticias y malos tratos de muchos. Sin embargo, el bien vence al mal. Tus actitudes correctas, tu amabilidad, tu paciencia y comprensión, incluso tu misericordia hacia los demás, vencen al mal y la desgracias de los otros. Cuántas veces una buena actitud de un desconocido te ayudó mucho: Te alcanzó algo que se te cayó y no viste, empujó tu auto que se quedó sin batería, te devolvió los documentos que olvidaste en el mostrador del comercio. Más vale, pensá en esas cosas buenas que te pasaron. Mejor que eso te invito a que pienses en qué cosas buenas podés hacer hoy en beneficio de los demás.
Te cuento una historia para mostrarte el gran valor que puede tener una pequeña acción a favor de tu prójimo:
Un anciano que perdió el conocimiento en una calle de una gran ciudad y lo llevaron de emergencia a un hospital. Después de hacer algunas averiguaciones, una enfermera del lugar pareció localizar al hijo del anciano, un marinero que trabajaba en el puerto. Cuando el marinero llegó al hospital, la enfermera le dijo al anciano: "Su hijo está aquí". El pobre anciano, sedado por tanta medicina, levantó su brazo tembloroso. El marinero tomó su mano y la tuvo entre las suyas por varias horas. De vez en cuando, la enfermera le sugería al marinero que se tomara un descanso, pero él no quería dejar ese lugar al lado del anciano. Cerca de la madrugada, el anciano falleció. Luego que murió, el marinero le preguntó a la enfermera, ¿Quién era ese hombre? La enfermera le dijo - ¿Pero, como, no era su padre? - "No", dijo el marinero, "pero vi que se estaba muriendo y en ese momento él necesitaba a un hijo desesperadamente y por eso me quedé".
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo extraordinario para acompañar a alguien, simplemente porque esa persona te necesitaba?
Dice la Biblia : No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque ésos son los sacrificios que agradan a Dios.Hebreos 13.6
Sabés que la Biblia también dice que el bien que hagamos, Dios lo vá a recompensar…si, pero ¿Cuándo?. Cuando menos te los esperes. Tal vez pasen años y ya no te acuerdes más pero Dios premia las buenas obras y conductas de las personas. El bien constante que elijas usar con tu prójimo, tarde o temprano abrirá puertas y te allanarán el camino. Probá, oí lo que dice la Biblia. Oí la voz de Dios, hacé el bien y así vencerás .No te canses de hacer el bien y a Su tiempo cosecharás lo que sembraste.
No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos
Gal. 6.9-10
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