Cadena de favores

“Cadena de favores” es una película que trata de un jovencito de 12 años que quiere marcar una diferencia en el mundo. Así se lo propuso su profesor de Ciencias Sociales: Pensar en un proyecto que pueda cambiar el mundo.
En la película, sus compañeros presentan proyectos sencillos, algunos delirantes o muy básicos. Trevor, tal el nombre del protagonista, diseña un plan que consiste en ayudar a tres personas, con la única condición que cada una de esas personas beneficiadas ayude a otras tres que no sean las que le hicieron el favor, es decir, que ayuden a un tercero. De esa manera se generaría una pirámide gigantesca de gente que ayuda desinteresadamente a otra de las maneras más insólitas y extrañas.
Para ello, Trevor comienza su tarea invitando sin permiso de su mamá, a un hombre sin hogar a dormir en su garaje. Desconociendo este arreglo, la madre de Trevor se despierta una noche por un ruido extraño que había escuchado, para encontrar al extraño arreglándole la camioneta. A punta de escopeta, ella le exige una explicación. Él le muestra que ha logrado arreglar la camioneta, y le cuenta acerca de la amabilidad de Trevor. Le dice: “simplemente estoy devolviendo el favor a un tercero”.
Creo que esto es lo que Jesús tenía en mente en una de las últimas conversaciones con sus discípulos. Quería mostrarles hasta dónde llegaba Su amor. Así que, antes de su última cena juntos, se quitó el manto, se puso una toalla alrededor de la cintura y comenzó a lavarles los pies a sus discípulos.

Esto fue algo escandaloso para los presentes esa noche porque sólo los esclavos lavaban los pies. Era un acto de servidumbre y un símbolo que señalaba el sacrificio, la pasión y la humillación que Jesús estaba dispuesto a sufrir en la cruz en algunas horas más.
Lo que Jesús les pidió a sus discípulos esa noche fue: “…si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. En otras palabras, debían “devolver el favor”. Jesús estaba enseñándoles la importancia del servicio a los demás de una manera humilde y desinteresada. La frase “los unos a los otros” o mutuamente, se repite muchas veces en la Biblia, como principio base del amor al prójimo,
Imaginemos lo diferente que sería nuestro mundo, o al menos nuestro entorno si les diéramos a los demás el tipo de amor que Dios nos ha dado por medio de Jesús: servir de la misma manera que él vino a servir y a dar su vida por los demás.
Juan 13
Cuando terminó de lavarles los pies, se puso el manto y volvió a su lugar. Entonces les dijo:
—¿Entienden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. Ciertamente les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió. ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica.


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