“Si lo separás, ya no es basura”
Así se consideran ahora algunos elementos que desechamos y que antes eran considerados inservibles.
Hoy, los residuos domésticos o industriales se miran de otra forma. Al desecharlos del uso normal, en lugar de ponerlos todos juntos para que vayan al basural, se separan para re utilizarlos en otros lugares. Así, lo que antes llamábamos basura, ahora son elementos que al reciclarlos cobran un valor altísimo que antes no tenían.
Es muy importante este concepto para la vida diaria y el mejoramiento de las condiciones de vida en nuestro planeta.
Pero yo hago una mirada hoy un poco más profunda a partir de este concepto. Quiero mirar la vida de cada persona en este mundo. Solemos encontrarnos con vidas, a veces la propia, con muchísimas faltas, problemas, dramas sentimentales, heridas profundas en el alma, traumas, miedos y tantas cosas que arrugan el alma
Además, resentimientos, dolor, desprecios, discriminaciones, y tantos sentimientos que bajan nuestra estima a niveles infrahumanos. Todo eso, que se alberga en el corazón y que podemos encontrar en cada ser humano, es basura que arruina el ser.
Son cosas que afean nuestro interior y que le dan un olor y un aspecto indeseable. Solemos guardar esa basura y la escondemos para que nadie sepa que está ahí. Pero está y nos preocupa porque muchas veces no podemos desembarazarnos de ella.
La buena noticia es que Dios tiene un plan para quitar esa basura. Cambiar el terreno cargado de residuos por un bello jardín fragante. Más hermoso todavía es este concepto cuando nos enteramos que no va a destruirnos para hacer algo nuevo. Va a transformar nuestro ser marcado por el pecado, lo va a redimir.
Esta es una interesante palabra que abunda en la Biblia. Una persona o cosa era redimida cuando de su estado de esclavitud o de baja estima era sacado de ahí y puesto en un lugar de privilegio, devolviéndole el valor que tenía antes.
Por ejemplo, una persona que se endeudaba o contraía un compromiso impagable, era redimida cuando alguien entregaba en su lugar el precio del empeño. Entonces se le devolvía su libertad y dignidad. Era la misma persona desechada de antes, pero ahora se le habían devueltos sus derechos y gozaba de igualdad con los demás.
Hoy podemos ver un ejemplo claro cuando edificios viejos y abandonados, llenos de arquitectura valiosa, son limpiados, arreglados y pintados para devolverles su belleza original. Se dice de esta operación: “Puesta en valor”.
Dios está interesado en que veas lo valioso que sos. Los trajines de la vida, las crisis, las malas experiencias van afeando nuestro interior hasta que parece que perdimos el valor que teníamos antes. La verdad es que nunca perdemos valor porque aunque nos desprecien o nos sintamos menos que todos hay alguien que nos mira con amor y ternura siempre: Es nuestro Creador. El nos ideó con un propósito y una misión en esta vida y no nos dejará solos.
Él quiere hacer un profundo cambio en tu vida y sacar todo lo que estorba y hace de un basural, un vergel. Solo necesita que lo dejes entrar en tu vida y él sabrá qué hacer. El cambio será notable y maravilloso.
San Pablo en su segunda carta a los Corintios cap. 5 dice:
Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos. Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así. Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación. Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios.» Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la justicia de Dios.
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