Afecto


También debes saber esto: que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.
2º Carta de San Pablo a Timoteo cap. 3.1-5, escrita en el año 65 d.C.

Las noticias sobre hechos escalofriantes nos invaden .Mujeres que abandonan a sus bebes vivos en bolsas de residuos, ladrones que matan a golpes o cuchilladas a ancianos indefensos, niños de 9 años que matan para robar monedas.
Pensamos, ¿qué pasa por el corazón de las personas que realizan estos hechos? ¿Tienen sentimientos?.Parece a veces que el ser humano se comporta como un animal salvaje.

La Biblia habla sobre estas personas: Dice Pedro en su segunda carta cap. 2.12 :

Estos hombres no entienden nada, lo hacen todo por capricho, y como los animales, nacen para que los atrapen y los maten. Sufrirán por lo que han hecho sufrir a otros, pues creen que serán felices haciendo a plena luz del día lo malo que se les antoja. Da vergüenza ver lo malo que hacen y el escándalo que arman.

Estas personas han perdido lo que llamamos sentimientos o afecto por lo cual nos relacionamos con las personas, desde el trato respetuoso hasta el amor más profundo que podamos expresar como humanos.
Es que la mayor diferencia entre un ser vivo y la materia inerte es que aquél se relaciona con el entorno en que vive, tiene tendencias y en efecto acaba moviéndose hacia lo que le rodea; mientras que la materia inerte no tiene movimiento, no tiene ninguna tendencia, ningún afecto, ninguna inclinación.
Aquí aparece en escena la palabra afecto. Significa acercar a, aproximar a, alcanzar, emprender, tender algo ; y en el plano anímico, desear, tratar de alcanzar, procurar con afán, tratar de ganarse algo o a alguien
La vida, al fin y al cabo, es movimiento hacia fuera de sí mismo, es contacto con lo exterior, es mantenimiento y crecimiento de uno mismo por absorción de lo que está fuera.
El alma se hace materia y cada vez más pesada, si no sale hacia fuera, hacia otras almas. Es lo que llamamos la vida emocional. ¿Qué es e-moción sino moverse hacia fuera (ex) de sí mismo? Y sabemos la enorme importancia que tiene lo emocional en la calidad y en la intensidad de nuestras vidas.
Y cuando queremos encerrar en una palabra nuestra buena inclinación hacia los demás, elegimos un término en el que con la preposición ad = hacia, indicamos que salimos de nosotros mismos en dirección a los demás.
Nuestros brazos han aprendido a abrazar y nuestras manos a acariciar como expresión de nuestro afecto que sale y se proyecta en los otros, alcanzándolos. Por eso es tan importante que conservemos tantos rasgos de nuestro espíritu ya que vivimos en un mundo tan hostil al afecto, al cabo de cauterizar nuestros sentimientos.

Concluimos que los afectos son los impulsos que nos mueven en dirección a (ad) algo o a alguien. Son también las inclinaciones con que ya estamos marcados, algo muy próximo a los instintos; la proyección con que estamos marcados desde que nacemos Esos son, en definitiva nuestros afectos: las distintas direcciones hacia las que tiende nuestra alma, porque no puede estarse quieta en sí misma, porque necesita “hacerse hacia los demás”.Expresar nuestro afecto es una manera de comunicarnos o llegar a los demás.
San Pablo, hablándoles a los primeros cristianos, les expresaba su afecto diciéndoles:

“Cuando estuvimos con ustedes los tratamos con mucho afecto, con la ternura de una madre que cuida y cría a sus propios hijos. Tanto los amamos que no sólo les habríamos anunciado la buena noticia de Dios sino que, de haber sido necesario, hasta habríamos dado nuestra vida por ustedes.
2 Tesalonicenses 2.7-8

Finalmente, mostrar afecto, practicar el afecto, no es otra cosa que usar un instrumento divino puesto en nuestro ser para expresar los sentimientos humanos que nos asemejan a nuestro Creador
Él tendió sus brazos primero en una acto creador y dadivoso, regalándonos el universo maravilloso que nos rodea.
Sin duda que cuando pensamos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, recordamos que el abrió los brazos de su amor para recibirnos, mostrando su afecto salvador sobre nosotros.
¡Gracias a Dios por los afectos y disfrutemos de ellos !

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