El legado de Belgrano


Cuando una persona fallece puede dejar uno o varios bienes o derechos determinados a alguien en particular. Estos bienes se separan de la herencia y no son objeto de reparto entre los herederos. Eso se llama legado
La Asamblea del Año XIII en la naciente patria otorgó a Manuel Belgrano un premio de 40.000 pesos según dicen los historiadores, era una cifra que equivalía por entonces al cuatro por ciento de las exportaciones del país y a unos 80 kilos de oro-.por su triunfo en la batalla de Tucumán y Salta. Belgrano decidió donar el dinero para la construcción de cuatro escuelas, que se demoraron mucho tiempo -demasiado, sin dudas- hasta convertirse en realidad. Belgrano también pidió que las escuelas se levantaran en Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero y en Tarija (Bolivia). Justamente esta última fue la primera en concretarse, aunque recién en 1974. Más tarde, en 1998, se inauguraron las de Tucumán y Santiago del Estero; la última de esas cuatro escuelas en deuda se ha materializado en Jujuy, en el barrio Campo Verde, de la capital de esa provincia.

En su legado, El General Belgrano dice:
"He creído propio de mi honor y de los deseos que me inflaman por la prosperidad de mi patria destinar los expresados 40.000 pesos para la donación de cuatro escuelas públicas de primeras letras en que se enseñe a leer y a escribir, la doctrina cristiana y los primeros rudimentos y obligaciones del hombre en sociedad".
Luego en el Artículo 1º del Reglamento de las escuelas, redactado por Manuel Belgrano el 25 de mayo de 1813 en Jujuy dice:
"Habiendo destinado con aprobación del Supremo Poder Ejecutivo, el fondo de los cuarenta mil pesos que me concedió en premio la Asamblea Constituyente por su soberano Decreto de ocho de Marzo de este año, para que con sus réditos se construyan cuatro escuelas, una en Tarija, otra en Jujuy, y las dos restantes en Tucumán y Santiago del Estero, le señaló á cada uno de ellas el capital de diez mil pesos para que del rédito anual de quinientos pesos se le paguen cuatrocientos pesos de sueldo al Maestro, y los cientos restantes se destinen para papel, plumas, tinta, libros, y catecismos para, los niños de Padres pobres que no tengan como costearlo. Si hubiere algún ahorro ser empleará el sobrante, en premios, con que se estimule el adelanto de los jóvenes".
Estas palabras contienen un profundo programa pedagógico, que a nosotros nos puede parecer obvio, pero que no lo era en su tiempo, pues nuestro prócer apunta al sector de la escolaridad, que debió esperar mucho tiempo todavía antes de ser reconocido como esencial. La escuela primaria, como formadora del ciudadano, estaba en los objetivos de Belgrano, como lo estuvo en el pensamiento de todos los grandes hombres de la Revolución, cuyo "proyecto de país" incluía obligatoriamente la formación del ciudadano común, destinado a ser el centro de una nación nueva, con el fin de ser útil a sí mismo y a la prosperidad de todos.
La curiosa situación de este legado de Belgrano me recuerda a lo que Jesucristo nos dejó cuando estuvo en el mundo. Dice la Biblia que él “anduvo haciendo bienes”, dejó una profunda huella de bondad, desinterés y amor al prójimo para que la imitemos y al morir en la cruz, dejó para todos los que lo aceptan, el regalo de la vida eterna con Dios.
Lo dijo el Señor jesús en una conversación con los religiosos de la época:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, contada tu mente y con todas tus fuerzas y a tu prójimo como a ti mismo.
Este legado de Cristo igual que el de Belgrano, ha sido despreciado. Los seres humanos, olvidando a nuestro salvador, usamos nuestra salud, nuestras fuerzas, nuestra propia vida en cuestiones vanas y muchas veces sin provecho, olvidando que todo lo que somos y tenemos se lo debemos a Dios y que a él debemos amar por sobre todas las cosas, según el primero de los diez mandamientos.
Cuando el hombre decide malgastar el regalo de Dios en sus propios intereses, recibe en consecuencia lo que vemos hoy: guerras, muerte corrupción, maldad y egoísmo, derivados de una vida olvidada de Dios.
Hagamos una mirada interior y decidamos aprovechar todo lo que somos y tenemos para reconocer el amor de Dios y al ofrecerle nuestra vida a él, nos dará sabiduría para aprovechar estos recursos divinos y así ser mejores hijos, padres, ciudadanos y la patria se beneficiará con nuestra conducta.
No olvidemos el legado de Cristo:
Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros. Juan 13.34-35
Honremos a Dios con esta conducta y nuestro entorno cambiará y beneficiaremos a nuestros semejantes

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