Libro de los Salmos en la Biblia, 42
Como el ciervo anhela las corrientes de las aguas, así te anhelo a ti, oh Dios.
Tengo sed de Dios, del Dios viviente. ¿Cuándo podré ir para estar delante de él?
Día y noche sólo me alimento de lágrimas, mientras que mis enemigos se burlan continuamente de mí diciendo: ¿Dónde está ese Dios tuyo?.
¿Dónde está Dios?. Es una de las formas más frecuentes de preguntarse por Dios hoy.
El gran teólogo A. Gesché afirmaba en uno de sus últimos libros que la primera pregunta sobre Dios en nuestros días no es “si existe”, sino “dónde está”.
Esta cuestión no es nueva. El General romano Pompeyo en su campaña en Palestina el año 63 a.C. tras tomar Jerusalén y realizar la matanza de 20.000 judíos, en persona penetró en el recinto del templo que era sagrado y profanó el lugar Santísimo entrando en su interior. Salió un tanto disgustado y decepcionado porque ese lugar sagrado estaba vacío, no pudo encontrar nada que representara al Dios que se adoraba ahí.
El 12 de abril de 1961, el astronauta soviético Yuri Gagarin era lanzado al espacio a bordo de la nave espacial Vostok I y regresaba sano y salvo a la tierra. Fue el primer ser humano en completar un vuelo espacial y vivir para contarlo. Con este episodio, la URSS inauguraba los viajes al espacio. Según los comentarios de los medios soviéticos, durante la órbita, el cosmonauta comentó: «Aquí no veo a ningún Dios».
Mucha gente hoy día viaja a Israel, algunos por turismo y otros por un tema místico. Los viajeros habitualmente, entre tantos lugares que visitan, se sacan una foto donde se supone que fue la entrada al sepulcro de Jesús. Pero Jesús de Nazaret, el Mesías resucitado, no está ahí.
Desde siempre, el hombre, alejado de Dios, trató por sus propios medios e imaginación de encontrar a Dios. Pero casi siempre en lugares equivocados. Puse dos ejemplos históricos y uno contemporáneo. Pero hay más lugares y métodos humanos para encontrar a Dios hoy, que dan resultados negativos.
Por odioso que suene, déjenme decirles que no se encuentra en ningún altar levantado por manos humanas. Su presencia y majestuosidad es tan grande que ningún ambiente hecho en la tierra puede contenerlo
Tampoco aparece cuando le traemos regalos u ofrendas. El no necesita nada material del hombre, porque su esencia es espiritual y es el rey del universo.
Dios no está en los sacrificios y penitencias que hacemos. El nunca las pidió, ofenden y anulan su amor gratuito hacia nosotros, lo que la Biblia llama gracia divina.
Dios no se hace presente cuando las personas lo desafían a que muestre su presencia o se haga visible para que crean en él. Dios no necesita probar su existencia. Quien le cree, disfruta de su amor. El que no quiere hacerlo, pierde la bendición de conocerlo personalmente.
Tampoco está en la interesada oración del materialista que busca en Dios la solución a todos los problemas que el mismo generó y de los que no se arrepiente. Dios no es el parche para una vida desastrosa, sino el poder que puede transformar una vida arrasada por el pecado en una nueva vida con esperanza y paz
Te voy a decir dónde encontrar a Dios. Mejor dicho, te lo va a decir él mismo desde su Palabra eterna, la Biblia:
El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido. Salmo 34.18
El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad. Cumple los deseos de quienes le temen; atiende a su clamor y los salva.
Salmo 145.18-19
San Pablo en Hechos cap. 17
El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por hombres, ni se deja servir por manos humanas, como si necesitara de algo. Por el contrario, él es quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas. De un solo hombre hizo todas las naciones para que habitaran toda la tierra; y determinó los períodos de su historia y las fronteras de sus territorios. Esto lo hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros.
Finalmente, te invito a ir al pie de la cruz donde Jesús murió. Ahí en persona verás a Dios… El se hizo hombre y sufrió en carne propia lo que nosotros debíamos pagar por alejarnos de Dios.
Ahí vas a verlo, si lo reconocés como el único que puede transformar tu vida y darte esperanza. También, él quiere encontrarte allí, para hacerte su hijo.
¿Ya lo encontraste?
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