FE . . . Y CONFIANZA


La mayoría de nosotros luchamos tratando de no desesperar cuando nos sentimos inquietos o asustados por los acontecimientos traumáticos que suelen ocurrir en nuestras vidas.
Sin embargo, podemos permitirle a Dios ser Dios, y aceptar su dirección y sus decisiones. Si creés en él, no solo la fe, sino también la confianza, son la clave de la paz del alma.
Un equilibrista de un circo se propuso hacer una gran hazaña: Había colocado un cable de acero en un extremo de un acantilado cuya altura superaba los 30 metros y lo había tensado hasta el extremo de otro distante a 40 metros con la intención de llevar con él una carretilla para cruzar el cable empujándola hasta el otro extremo. Si perdía el equilibrio, con toda seguridad terminará muerto en el fondo del mar.
Muchas personas se juntaron para ver la hazaña que este intrépido ser estaba a punto de efectuar
Justamente antes de subirse al cable para emprender el cruce, el equilibrista se dio vuelta y le dijo a uno de los espectadores: - ¿Piensa que puedo realizar esta hazaña?

El hombre, que conocía la fama del equilibrista, y que estaba completamente seguro de la habilidad que tenía para caminar sobre la cuerda le dijo que sí. Pero entonces el equilibrista le siguió hablando: - Si de verdad cree que puedo hacerlo, ¿por qué no se sube en la carretilla para cruzar al otro lado conmigo?". El espectador, entonces dijo: - Yo creo que puede cruzar, pero no confío tanto como para subirme…
Creer le fue fácil, confiar, no. Aceptar esa invitación seria un ejemplo de una confianza extraordinaria. De la misma manera, no nos resulta difícil creer que Dios puede hacer cosas asombrosas. Después de todo, El creó todo el universo de la nada, y tiene poder para hacer todo lo que El quiera. Tener fe en El, puede ser algo bastante sencillo. Sin embargo, mostrarle confianza, lleva nuestra relación con El mucho más lejos. Trae consigo un elemento de riesgo. Exige de nosotros que dependamos de El, confiando en que cumplirá sus promesas, aun cuando no se nos haya dado ninguna prueba de ello. Es continuar creyendo cuando la evidencia señala en la dirección opuesta. Si. Es como meternos dentro de la carretilla y hacer el peligroso viaje de un lado al otro del acantilado.
Tal confianza solo se desarrollará cuando conocemos íntimamente a Dios. Nadie puede confiar en una persona a menos que la conozca bien.
Dios te invita a vivir en contacto con su Persona, si de corazón le permitís que gobierne tu vida. Esto se logra cuando nos declaramos insuficientes para alcanzar su amor y nos rendimos como pobre pecadores a sus pies.
Cristo murió por nosotros para acercarnos a Dios, ¿Crees esto? , si tu respuesta es sí pedile a Jesucristo que entre en tu vida y la convivencia con su Persona cada día desarrollará una confianza tal, que puedas subirte a la carretilla, mientras el la empuja por los lugares más peligrosos de tu vida
Tu fe en los momentos de crisis es insuficiente . . . . . . a menos que también estes dispuesto a confiar cada circunstancia de tu vida a Su cuidado.
San Pablo, un hombre que vivió confiando en su Dios dijo : “ No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.” Fil.4:6-7

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