EL CANDIDATO
La palabra candidato viene del latín “candidatus”, que quiere decir vestido de blanco. En la República Romana, los aspirantes al cargo de Senadores se ponían durante toda su campaña electoral, la toga “cándida”, de un blanco muy puro, casi deslumbrante.
Plutarco, historiador de la época, dice que “esa toga debía ser su única vestimenta, a fin de que no se pudiera suponer que tenía dinero escondido en sus hábitos para comprar los votos de los ciudadanos, y para hacer más fácil mostrarle al pueblo romano las cicatrices de las heridas recibidas defendiendo a la República”
Literalmente esta palabra significa blanqueado. Y alguien es blanqueado cuando tira más bien al oscuro que a otra cosa, porque lo que es blanco, no necesita ser blanqueado.
La historia dice que los candidatos iban vestidos de blanco para que todo el mundo los pudiera localizar e identificar fácilmente durante la campaña electoral. Sin embargo ésta razón es un poco ingenua para nosotros hoy y tal vez lo fue para ese entonces. Parece que el pueblo interpretaba que se trataba más de una operación de imagen, que de un recurso puramente físico-cromático.
Probablemente, haya sido el populacho el que nombró a los aspirantes políticos como gente “blanqueada” .
Esta particular manera de llamar a la casta política ante una elección fue quizás la misma con que Jesús miraba a una casta religiosa, más bien conocida por su soberbia que por su santidad: Los escribas y fariseos. Ellos se jactaban de ser personas ocupadas en la piedad y en agradar a Dios con sus ritos.
Sin embargo, Jesús, al ver su arrogancia y banalidad al referirse a ellos mismos, no pudo ocultar su indignación y les llamó: sepulcros blanqueados (candidatus), pero llenos de podredumbre por dentro.
Curiosamente, la versión Vulgata Latina de la Biblia expresa esa situación con la frase: símiles estis sepulcris dealbatis, y no emplea el término candidatis, aunque la idea es la misma
Mateo 23
»¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.
Claro, tanto los religiosos en la época de Jesús, al compararse con los pecadores que andaban por ahí, como los aspirantes a Senadores, en el momento de presentarse ante la gente o a pedir el voto, tenían que aparecer con un aspecto lo más apañado posible.
Hoy como ayer, muchas personas que deben parecer brillantes, blancas e inmaculadas ante la sociedad, ya sea para obtener un rédito, como para ser reverenciadas o reconocidas, se someten a todo tipo de blanqueos.
Podemos verlos en los afiches y publicidades, bien vestidos, prolijamente peinados y sonrientes, es decir “blanqueados”, pero esa figura no siempre tiene que ver con lo que van a hacer con el poder que les dé el pueblo a través de su voto.
Sobradas pruebas tenemos los argentinos para decir que muchos de los “blanqueados” a quienes votamos, nuestros candidatos, durante su desempeño republicano mostraron más bien lo corrupto de su interior que su blancura exterior, tal como veía Jesús a los religiosos soberbios.
Muchas veces hemos sido desilusionados, no solo por los políticos, sino por otras personas que tenían apariencia de moralidad y rectitud, pero descubrimos con tristeza que eran solamente blanqueados para deslumbrarnos con su aspecto, pero para traicionarnos con sus actos.
En fin, tanto los romanos como nosotros, podemos caer en la trampa del blanqueado, por eso mi ruego es que Dios nos ilumine a todos para que podamos hacer correctas elecciones de nuestros representantes para que ellos trabajen por la dignidad y progreso de sus representados.
Ya que hablo de hacer elecciones correctas, te presento a Jesucristo. El vino a este mundo a cumplir una misión y a ofrecer su sacrificio como medio para llegar a Dios. Así que cada ser humano debe hacer una elección sobre qué va a hacer con Jesús.
Sin embargo, Jesús nunca se presentó ante la gente como un candidato, él no necesitaba blanquearse, él era perfecto, no tenía nada que esconder, fue el Eterno Dios hecho hombre, para mostrarnos el camino al cielo y darnos un ejemplo de vida y conducta a imitar.
Te propongo que busques y sigas a Jesús, él nunca te va a defraudar, podés depositar plenamente tu confianza en él y darle tu corazón, él cumple sus promesas y te dará esperanza y una nueva perspectiva de la vida.
Jesús dijo en Juan 18.37 :
Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.
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