AFINIDAD


Quiero hablarte de esta palabra, afinidad. Se usa en muchísimos lugares y formas. Se aplica al parentesco, a las matemáticas, a la fisiología acústica, a la historia natural, a la medicina, a la química.
Es que no sólo en física, sino también en derecho y en sociología, examinar qué acompaña a qué; qué se acerca siempre a qué; qué es inseparable de qué, sirve para despejar muchas incógnitas.
Esta palabra viene del latín affínitas: el confinante, el que comparte frontera, algo limítrofe, y por consiguiente también vecino. Es un compuesto de finis, que entre otros significados tiene el de frontera, territorio.
El que tiene afinidad a algo, se acerca a la frontera o territorio de otro, realiza un acto de aproximación.

En la vida diaria, nos movemos por afinidades, de personas, de pasatiempos, de equipos de futbol (de ahí viene la palabra aficionados), de géneros de películas o libros.
Siempre tendemos a acercarnos al límite de los que nos atrae y cuando hacemos esto, al llegar al límite, entramos, y ya no es una afinidad, sino que nos entregamos a ello.
Por eso muchas veces, por nuestra inexperiencia o en la juventud, definimos muchas afinidades y ellas llegan a regular nuestra vida, pero no de la manera que quisiéramos. Será interesante ver cuál es el resultado de esas afinidades, que cosas cambian o mejoran la conducta y que progresos nos permite alcanzar como personas sociales.
Cuando somos afines a cosas productivas, nos alegramos y festejamos serlo, ¿no?
Muchas veces recibimos consejos sobre que tal o cual actividad, persona, o costumbre a la que somos afines, no nos conviene y muchas veces también desoímos ese consejo.
Esto trae como resultado que en un momento, ya no tengamos afinidad, es decir que no estemos en el límite, sino que pasemos la raya y entremos de lleno a ese lugar que nos atraía. La verdad es que cuando queremos reaccionar, es tarde y alguna pena llevaremos por ello.
Pero también pensemos que hay buenas afinidades. Aquellas que traen beneficios a la vida y que tenemos que ir descubriendo, para nuestra madurez, espiritual y social.
Son esas personas, actividades y lugares de donde salimos reconfortados, donde sentimos que quedan en nosotros sentimientos o capacidades que nos sirven y no que nos destruyen.
Creo que nuestras afinidades deben ser personales y no masivas. No debemos elegir lo que todos elijen sin analizar .Nadie se va a lamentar cuando nos equivoquemos.
Cada vez que lees un “Ancla” , la sustancia del pensamiento que la elabora es la intención de que te acerques al terreno espiritual. Deseo llevarte a la afinidad a Dios y a su sabiduría, que no es otra cosa que la piedad.
Cuando una persona es afin a la piedad, encuentra a Dios y te aseguro que es el hallazgo más maravilloso que podés hacer en tu vida.
Y cuando te acercás a Dios, el te invita a pasar ese límite que te separó de el, por el pecado original y te recibe por Jesucristo, para que ya no seas un exraño, sino un hijo suyo.
“A todos los que le recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios”
Dios quiere ser nuestro guía. Jesús dijo: “el que me sigue no andará en oscuridad”
“Yo soy la luz del mundo”.” El pastor saca las ovejas y va delante y las guía a lugares de pastos y aguas frescas”.
Que el próximo límite al que te acerques, tu próxima afinidad, sea el Dios Creador y Salvador.

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